Claudia Isela Hdz.
Todos sabemos que cuando una llamada de acoso que atenta
contra usted o su familia, la mayor parte de esas llamadas a tu celular o teléfono
fijo, son realizadas desde un teléfono móvil o que se encuentra dentro de
alguno de los reclusorios que están en nuestro país.
Es tanto, que si nosotros como ciudadanos estamos al tanto o
hemos indagado que eso sucede y es motivo de la enorme corrupción existente en
México, por supuesto que es obvio que las mismas autoridades de los altos
mandos policiacos sepan que sucede, ya que impera la putrefacción dentro
de los regímenes de todos niveles, unos más que otros y aunque algunos no
participan, se hacen de la vista gorda pero aportan a que esto prosiga y que en
lugar de que culmine se agigante más y más.
Es aquí que se entiende que solo le dan vueltas al mismo tema
continuamente, pero que no se gana nada y permite que quienes se encuentran
presos sigan delinquiendo a diestra y siniestra con permiso de quienes les
protegen, llámese pues, el mismo gobierno que debiera protegernos a la
ciudadanía de ellos.
Como es sabido asimismo, se realizan operativos especiales
dentro de las instituciones de rehabilitación social, que aunque siempre
debieran ser sorpresivos, previamente la información persistentemente se “filtra”
y los aparatos telefónicos son escondidos con ayuda de gente que labora en las penitenciarías
mientras operan, para luego de ello continuar con extorsiones, secuestros
virtuales, acosos etc.
Que esto se detenga no se sabe cuándo, pero se deben tomar
medidas pertinentes para evitar caer víctimas de estos delitos, como guardar la
calma cuando una llamada así se recibe aunque sea difícil, ya que esto permite
ponerse en acción y checar que todo este en orden, colgar y verificar si la
información que se recibió es verdadera, si se recibe algún mensaje por escrito
no borrarlo, sino guardarlo para trámites legales como levantar una denuncia y
demás.
Estas son algunas medidas pequeñas, pero que pueden hacer la
diferencia de entre caer o no caer en las garras del delito. La corrupción puede seguir su rumbo, pero
podemos en tanto evitar ser envueltos en ella o ser parte de la estadística de
los delitos que se dan, gracias a la descomposición del sistema.