Fuente/Regeneración
Los estudiantes fueron asesinados, algunos
quemados vivos. “Los mataron –insiste–. Escuché al gobernador – Ángel Aguirre-
decir que tenía esperanza de que estuvieran con vida. ¡Qué hipócrita! Él sabe
perfectamente que los mataron y sabe cómo los mataron” Regeneración 17 de
octubre de 2014.
El sacerdote Alejandro
Solalinde declaró a la agencia rusa Novosti, que cuenta con versiones de
testigos que afirman que a los 43 estudiantes secuestrados por policías y
narcotraficantes en Guerrero “los mataron”, y a algunos “los quemaron vivos”.
“Estaban heridos, y así como estaban heridos, los quemaron vivos, les pusieron
diésel. Eso se va a saber, dicen que hasta les pusieron madera, algunos de
ellos estaban vivos, otros muertos”.
Estas afirmaciones se basa en los testimonios de testigos entre los
policías, dijo Solalinde, quien además está en comunicación con los estudiantes
sobrevivientes de la escuela rural de maestros de Ayotzinapan, estado de
Guerrero detalló la agencia internacional. “La primera información directa la
tuve el domingo pasado.
La
segunda la tuve ayer, en la Ciudad de México. Lo primero que supe es que hay
testigos, pero tienen miedo de hablar, son testigos de los mismos policías.
Siempre hay alguien que tiene conciencia; pero si hablan temen que los vayan a
matar. Dicen que a unos jóvenes los
quemaron vivos y los mataron”, describió. Gobernador Ángel Aguirre: “Hipócrita”
“El Gobernador sabía en qué estaba metido el alcalde (narcotráfico), y tiene
relación con la esposa del alcalde.
Él mismo ha dicho que conocía de esos
vínculos. Él sabe también cómo mataron a esos jóvenes”. “Los mataron
–insiste–. Escuché al gobernador (de
Guerrero, Ángel Aguirre) decir que tenía esperanza de que estuvieran con vida.
¡Qué hipócrita! Él sabe perfectamente que los mataron y sabe cómo los mataron”,
sentenció Solalinde. “Él dijo también que estaba trabajando el equipo Argentino
de Antropología Forense (que ha investigado otras masacres en América Latina y
llegó a México a pedido de los familiares y líderes humanitarios) y que les
habían dado todas las facilidades. Pero
cómo pueden trabajar con unos restos totalmente calcinados, que es sumamente
difícil encontrar su ADN porque se altera, por el fuego”.
Para retratar la vida que llevaban los
alumnos de la Escuela Normal de Maestros de Ayotzinapan, Guerrero, el padre
Solalinde describe: “Hay que ir a un internado de esos (en los que viven los
estudiantes agredidos) para darse cuenta de que están en la miseria, que no
tienen siquiera algún confort para ellos mismos, no tienen nada”.
Los estudiantes que fueron atacados por
policías y narcos, de acuerdo con las primeras pesquisas, que arrojan hasta
ahora unos 50 detenidos, la mayoría policías municipales y algunos
narcotraficantes, y casi 15 fosas clandestinas con restos humanos que hasta la
fecha no coinciden los registros genéticos de los desaparecidos. “Estos jóvenes
son muy politizados, porque tienen una conciencia desde abajo, son
contestatarios.
En un momento dado
pueden confrontar la gestión pública”, explicó Solalinde sobre la combatividad
de los aspirantes a maestros rurales. Los testigos de Solalinde El testimonio
de los testigos “lo están dando a personas muy conocidas en México, que están
investigando y han despertado la confianza de ellos.
A mí me lo contaron y me lo confiaron. Todo
lo que yo sepa, si es para el esclarecimiento de la verdad, lo voy a decir,
salvo que afecte a terceras personas”, aclaró.
Los testigos y sobrevivientes
confiaron detalles al sacerdote, quien el martes tuvo contacto con otro joven
que estaba entre los 80 estudiantes agredidos a balazos la noche del 26 de
septiembre y la madrugada siguiente.
“Quiero describirlo. Esta persona, es un joven totalmente indígena.
Es
el rostro de nuestra gente sencilla, morena, bajito, delgado. Y me dijo: yo
estuve allí, me salvé de milagro. Nunca esperábamos que nos fueran a atacar y a
disparar, como si fuéramos un ejército. Así nos trataron. Logramos huir y vimos muchas cosas”. “Me
dijo también –prosigue el laureado defensor humanitario– ‘tengo la esperanza de
encontrar vivos a nuestros compañeros’”, recuerda el encuentro con el
sobreviviente. “Pero no es lógico, basándome en los testimonios de esta otra
persona (vinculada a la policía) que vio que los que habían quedado vivos,
heridos, los quemaron vivos y los mataron.
Esos detalles no se los dije a él, pero le dije que todos están muertos.
Y comenzó a llorar y llorar”, prosiguió el relato. El sacerdote enfatiza que el
testigo que afirma que los estudiantes fueron asesinados es parte de los
agresores: “Es una persona que tiene mucho miedo y estaba hablando. Pero sabe
que si se sabe que hablaron, los van a matar. A los estudiantes los mataron, es
lo que esta persona está diciendo. Los calcinaron con diésel”.
El sacerdote considera que la versión
ofrecida por las autoridades hasta la fecha pretende deslindar a los policías
de los narcotraficantes: “Quieren dar la impresión de que fue algo
temperamental de la señora del alcalde de Iguala, que estaba dando su informe
de labores (la noche del 26 de septiembre), que lanzaba su campaña, que hace
berrinche, que se queja con su esposo”. La explicación oficial indica que “su
esposo (el alcalde) que es un asesino, ordena reprimir. Pero qué casualidad que llegan a matar, a
tirarles.
Y luego los llevan a otro lado los policías de Iguala a entregarlos a
otro municipio (Cocula) y después a los Guerreros Unidos, al cartel del crimen
organizado, a los delincuentes. Y que los entregaron vivos y no saben qué
paso”. “Es una manera de lavarse las manos”, sentencia Solalinde.
La revelación de los testimonios ocurre
después de que el presidente Enrique Peña dijo que “el sentimiento colectivo de
indignación, de dolor y de coraje demuestra que los mexicanos estamos unidos,
que somos solidarios con el sufrimiento de nuestros hermanos, y lo más
importante, demuestra que rechazamos la violencia” El clima de descontento se
extiende cada día y el lunes causó la destrucción del Palacio de Gobierno del
estado de Guerrero y otros edificios públicos por manifestantes que acompañaban
a los familiares en la capital estatal, Chilpancingo, a medio camino entre la
Ciudad de México y el puerto de Acapulco.
La declaración presidencial es emitida un día después de que expertos
forenses descartaron que 28 cuerpos calcinados encontrados, el domingo 6 de
octubre, en fosas clandestinas, en los cerros que rodean Iguala, sean de los 43
estudiantes desaparecidos.
Las
esperanzas de los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos han renacido,
pero surgió una nueva incógnita sobre quiénes son los muertos en esas fosas,
mientras se analizan otras cuatro encontradas el 9 de octubre y un grupo más de
entierros clandestinos anunciado el martes por la noche, por el procurador
general Jesús Murillo, sin mayores detalles. Otros cuatro entierros fueron
revelados este miércoles por campesinos.
FOTO: Moisés Zuñiga/ La Jornada